¿Permite el Erasmus ser mejor traductor?
¿Permite el Erasmus ser mejor traductor?
Erasmo de Róterdam, teólogo, filósofo, filólogo y humanista, fue un pensador holandés y uno de los precursores del Renacimiento. Defensor de la libertad y ferviente condenador de la guerra, se le conoce como el primer ciudadano de Europa por sus numerosos viajes y estancias por el continente y por su insistencia en el ideal de una Europa unida (Zweig, 2005).
La Unión Europea encarna las convicciones de Erasmo de Róterdam: un continente unido por la paz. La educación se incluye en la lista de preocupaciones de la Unión Europea que, en 1987, crea el programa Erasmus para fomentar la movilidad estudiantil, la cooperación entre universidades y la compartición de conocimientos. El programa recibe su nombre en honor a Erasmo de Róterdam, aludiendo al carácter intelectual, viajero y europeo que comparten el humanista y el programa.
Existe una faceta de Erasmo de Róterdam que nos parece especialmente relevante destacar: su trabajo como traductor de importantes obras literarias, en consonancia con su pasión por la difusión del conocimiento. En el Prólogo a la edición del Nuevo Testamento de 1516, redactado en griego, Erasmo de Róterdam plasma la necesidad de la traducción: «Ojalá que hubiera traducciones a todas las lenguas para que esos escritos pudieran ser leídos y conocidos» (Nuevo Testamento, 1516).
Compartimos con Erasmo de Róterdam la importancia crítica de la traducción en la difusión de la cultura. Y precisamente traducción y cultura son dos conceptos íntimamente unidos, no solo porque la traducción es un vehículo para la cultura, sino porque la cultura es un pilar fundamental de la traducción profesional. En efecto, el conocimiento de la cultura asociada a la lengua de origen es un requisito imprescindible para descifrar la función ilocutiva de todo acto comunicativo y poder garantizar el mismo valor perlocutivo al texto meta.
Entonces, ¿no basta con dominar dos idiomas para poder traducir? ¿Por qué se estudia la traducción? No, en efecto la traducción profesional exige estudios y capacidades que superan el bilingüismo. La traducción profesional requiere aquello denominado «competencia traductora». (PACTE, 2005, págs. 609-619) Y esta competencia traductora precisa no solo del aprendizaje de determinadas técnicas sino también del conocimiento de la cultura y el contexto que condicionan todo texto.
El programa Erasmus conlleva la estancia, durante un periodo prolongado, en un país extranjero y, por tanto, la inmersión en su contexto cultural. Por ello, resulta especialmente interesante estudiar su aplicación a los alumnos de traducción y analizar sus efectos en la competencia traductora.
Entendemos que el Erasmus es un programa de movilidad estudiantil que se traduce por una inmersión absoluta en una cultura extranjera. Por ello, nos interesa investigar el papel de la cultura para el traductor y, particularmente, la subcompetencia cultural traductora.
Erasmus en números
El Erasmus es por lo tanto un programa enmarcado en la Unión Europea, pero cabe destacar que, aparte de los 27 miembros de la Unión, entre los países participantes también se incluyen Turquía (candidato a miembro de la U.E), y 3 países asociados: Islandia, Liechtenstein y Noruega. Sin embargo, la participación activa de cada país varía. Hablaremos de «Países productores» para referirnos a aquellos países que envían a sus estudiantes a otros Estados miembros para participar en el programa Erasmus; y de «Países receptores» para referirnos a aquellos países que reciben estudiantes de otros Estados miembros para participar en dicho programa. Focalizaremos el estudio comparativo en los 10 países cuya participación activa en el programa Erasmus es notablemente superior a la del resto de Estados miembros.
El total de alumnos Erasmus en el curso académico 2012-2013 fue de 268.143, lo que significa que los 10 países productores mencionados aportan el 77% del total de alumnos Erasmus.
ES | FR | DE | IT | PL | UK | TR | NL | CZ | BE | Otros | Total |
39.249 | 35.311 | 34.891 | 25.805 | 16.221 | 14.572 | 14.412 | 10.061 | 7.299 | 7.741 | 63.281 | 268.143 |
Países productores por volumen de estudiantes.
Fuente: elaboración propia.
Proporción de estudiantes por país productor. Fuente: elaboración propia.
ES | DE | FR | UK | IT | SE | PL | PT | BE | FI | Otros | Total |
40.202 | 30.368 | 29.293 | 27.182 | 19.964 | 10.791 | 10.772 | 9894 | 9124 | 7255 | 84.089 | 268.143 |
Países receptores por volumen de estudiantes. Fuente: elaboración propia. |
Proporción de estudiantes por país receptor. Fuente: elaboración propia.
Comparando ambas gráficas se puede afirmar que ciertos países tienden a producir más estudiantes Erasmus que a recibirlos, como es el caso de Italia y Bélgica; mientras que otros reciben más estudiantes Erasmus que los que producen, como España y Reino Unido.
¿Permite el Erasmus ser mejor traductor?
El objeto de nuestro trabajo consiste en averiguar si el Erasmus favorece el desarrollo de aquellas subcompetencias que, en su conjunto, componen la competencia traductora.
Desarrollo de la subcompetencia comunicativa y textual
La subcompetencia comunicativa y textual es aquella que implica un cierto grado de conocimientos lingüísticos suficiente para comprender el acto comunicativo y las convenciones textuales de las culturas implicadas.
Nuestros resultados indican que el 33% de los encuestados opina que su nivel de idioma del país de acogida ha mejorado gracias al programa Erasmus.
Nuestros resultados indican que el 31% de los encuestados afirman emplear menos falsos amigos en sus traducciones gracias al programa Erasmus (como «refrain» en francés por «refrán» en español, o «pharmacie» en alemán por «farmacia» en español) . No obstante, el 25% de la muestra afirma no haber reducido el uso de falsos amigos en sus traducciones.
El 67% de nuestros encuestados valora su tendencia a la reformulación tras su experiencia Erasmus. El 57% de la muestra evalúa la mejora de la calidad de sus traducciones inversas tras la experiencia Erasmus.
Desarrollo de la subcompetencia cultural
La subcompetencia cultural es aquella que exige al traductor un conocimiento experto de los países donde se hablan los idiomas implicados, así como sus ideales, creencias, opiniones, valores y conductas. Teniendo en cuenta que el programa Erasmus consiste en una inmersión absoluta en una cultura extraña al estudiante, consideramos el estudio del desarrollo de esta subcompetencia el más interesante.
El 94% de nuestra muestra valora su conocimiento de las conductas y opiniones del país de acogida tras la experiencia Erasmus. Estos resultados indican que los sujetos consideran haber mejorado en gran medida sus conocimientos culturales en cuanto a las conductas y opiniones del país de acogida. Podemos afirmar que el Erasmus permite, por tanto, profundizar en los conocimientos sobre la población de acogida, o en otras palabras, sobre el receptor de sus futuras traducciones profesionales.
El 81% de nuestros encuestados declara haber aprendido expresiones coloquiales (rasgos de la lengua estrictamente relacionados con la cultura que se reflejan en ciertas zonas geográficas y no en otras pese a compartir idioma) en el idioma meta durante su experiencia Erasmus.
Desarrollo de la subcompetencia estratégica
La subcompetencia estratégica consiste en la capacidad de identificar y resolver problemas, evaluar el trabajo propio y corregirse. Esta capacidad resulta imprescindible para todo traductor, que se enfrenta con regularidad a problemas culturales, lingüísticos y terminológicos, así como a la revisión (y por tanto corrección) de todas sus traducciones.
El 44% de nuestra muestra valora el desarrollo de la capacidad para identificar y resolver problemas.
Recapitulación de resultados: comparativa entre subcompetencias
Sí, el programa Erasmus garantiza a los estudiantes de traducción la oportunidad de desarrollar su competencia traductora y así, ser mejores profesionales. No obstante, hemos constatado que el programa no permite desarrollar la totalidad de las subcompetencias y que no todas adquieren el mismo grado de progreso. La siguiente gráfica recapitula los hallazgos de nuestro análisis.
Impacto del Erasmus en el desarrollo de las subcompetencias traductoras. Fuente: elaboración propia.
¿Permite el Erasmus ser mejor traductor?
Para finalizar nuestra encuesta, optamos por realizar una pregunta global cuya respuesta, aunque subjetiva, resulta muy significativa.
Preguntamos si, en su opinión, su experiencia Erasmus les había permitido convertirse en mejores traductores. La respuesta fue unánime, el 100% de nuestros encuestados contestaron afirmativamente a la pregunta: el Erasmus permite ser mejor traductor.
Conclusión
El Erasmus es el programa de intercambio de estudiantes internacional más reconocido del mundo. Con más de 268.000 usuarios por año, el Erasmus favorece la movilidad de casi 169.000 estudiantes de Ciencias Humanas y Sociales, como son los alumnos de Traducción e Interpretación. El Erasmus supone para los estudiantes una inmersión completa en una cultura extranjera. Con una duración media de 6 meses, el programa ofrece no solo la oportunidad de descubrir y aprender el idioma, sino también las características intrínsecas del país de acogida.
Para un traductor, el dominio de un idioma y el conocimiento exhaustivo de la cultura son imprescindibles en el desarrollo óptimo de su activad. La lengua y la cultura están estrechamente relacionadas. Como anuncia Bronislaw Malinowski y apoyan Edward Sapir y David Katan (entre otros), el mensaje carece de sentido sin la cultura. En otras palabras, no existe acto comunicativo que quede al margen de los aspectos culturales. Por ello, un traductor necesita sumergirse en la cultura extranjera y vivirla como un nativo para empaparse de sus peculiaridades, entenderlas y ser capaz de empatizar con el contexto cultural, tanto del emisor del texto origen como del receptor del texto meta. Conocer los aspectos culturales de una población, reflejados en un texto, significa ser capaz de identificar las discrepancias entre culturas y poder afrontar los problemas de traducción que conllevan. Es lo que se denomina subcompetencia cultural. Se trata de una de las siete subcompetencias que componen la competencia traductora: el conjunto de capacidades, destrezas y aptitudes que caracterizan al traductor profesional.